La cara más tranquila de la Costa Brava

Cuando pensamos en la Costa Brava, solemos imaginar playas llenas de vida, chiringuitos animados y zonas turísticas con mucho ambiente. Pero existe otra Costa Brava, mucho más íntima y silenciosa. Pueblos escondidos entre colinas y campos, donde la vida se mueve despacio y todo parece más auténtico.

¿Te apetece descubrir lugares diferentes? Aquí tienes algunos pueblos tranquilos que probablemente no conoces, pero que te enamorarán.

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Monells – Un cuento medieval

Situado en el Baix Empordà, Monells es un pueblo sacado de un cuento. Calles empedradas, arcos antiguos y casas cubiertas de buganvillas crean una atmósfera mágica. En su plaza principal, la Plaça Jaume I, puedes tomar un café y disfrutar del silencio. Y si te gusta pasear o montar en bici, los alrededores son una maravilla natural.

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Peratallada – Piedra y paz

Peratallada es uno de los pueblos medievales mejor conservados de Cataluña. Sus calles sin coches, casas de piedra y pequeñas tiendas artesanas lo convierten en un lugar perfecto para desconectar. Aquí el tiempo parece haberse detenido, y cada rincón invita a la calma.

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Pals – Belleza y tranquilidad

Aunque Pals es algo más conocido, sigue siendo un lugar tranquilo y lleno de encanto. Desde su torre medieval, la Torre de les Hores, se disfrutan vistas espectaculares hacia los campos y el mar. Su casco histórico, con callejuelas empedradas y balcones floridos, es ideal para perderse sin prisas.

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Palau-Sator – Pequeño y con alma

Con menos de 300 habitantes, Palau-Sator es uno de esos pueblos que enamoran por su sencillez. Entras por una antigua puerta de piedra y de pronto te encuentras en otro tiempo. Su tranquilidad es absoluta, y además cuenta con restaurantes locales donde disfrutar de la mejor cocina catalana.

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Cruïlles – Historia y naturaleza en equilibrio

A los pies del macizo de Les Gavarres, Cruïlles combina a la perfección patrimonio y paisaje. Su torre románica preside un entorno natural ideal para senderismo, paseos o simplemente disfrutar del aire libre entre campos y bosques.

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Un descanso verdadero

Estos pueblos te invitan a experimentar una Costa Brava diferente: más calmada, más auténtica. Aquí no hay prisas, solo momentos reales: una buena comida, una conversación tranquila, una puesta de sol inolvidable.

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